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Apostol Sergio Enriquez - La Vida Abundante

M. Bravo
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El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. (Juan 10:10 RV 1960)

En otras versiones de la Biblia hemos estudiado este mismo versículo pero bajo otra perspectiva; en esta oportunidad, veremos la versión que describimos y a este respecto, es necesario que nos detengamos a pensar cuántos años queremos o creemos que estaremos en la tierra, sin importar la grave situación económica que está viviendo el mundo; esto a pesar de las estadísticas que el mundo ha establecido en base a los problemas que puedan existir por cualquier circunstancia; porque la Biblia dice que el promedio de vida es de 70 años y 80 los más fuertes. Sin embargo nosotros como Iglesia de Cristo, debemos saber que tenemos los días contados, pero no porque alguien nos esté amenazando o por alguna enfermedad, sino que de acuerdo a los propósitos de Dios para que estemos en la tierra.

A través del Señor Jesucristo, esos días que han sido establecido para nuestra vida en la tierra, los podemos alargar o acortar; un ejemplo lo podemos ver con la vida de un hombre que relata la Biblia, cuando le dicen que iba a morir y de pronto por algunas situaciones que la Biblia muestra; Dios le concede 15 años más de vida; entonces de alguna manera nosotros podemos influir en cuántos años más o cuántos años menos viviremos en la tierra, bajo la perspectiva de una buena vida porque de nada serviría que vivamos 500 años, si estaremos enfermos.
Según los científicos; han dicho que podrán subir la estadística de vida a 85 años, porque podrán controlar muchas enfermedades que son consideradas como mortales. No obstante para la Iglesia de Cristo, existe un secreto que Dios nos ha revelado, con el propósito que no haya enfermedad que nos tenga aprisionados, porque las enfermedades son temibles y cuando aparece alguna malformación en el cuerpo, lo primero que se piensa es que puede ser cáncer o sida; siempre surge el temor que puedan confirmar ese tipo de enfermedades después de un examen médico; pero por sobre todo, debemos saber que Dios tiene la sanidad para nuestra vida porque la Biblia nos deja ver que si alguien está enfermo, los ancianos de la Iglesia deben orar por él y si hubiera pecado, le será perdonado, eso significa que el pecado puede atraer enfermedad; también vemos otro personaje en la Biblia que estando enfermo, Jesús echa fuera el demonio que lo tenía aprisionado y la persona fue sanada, eso significa que los demonios pueden causar enfermedad también; las enfermedades llegan entonces no solamente por una mala alimentación nutricional.
Pero no solamente esas cosas causan la muerte. De pronto surge un personaje que se inventó la dieta de los carbohidratos la cual dice que es aconsejable solamente por un tiempo. El personaje que inventó esa dieta, la practicaba por tener buena salud, sin embargo un día de invierno, salió de un lugar a la calle, se resbaló, cayó al suelo golpeándose en la cabeza y murió; de nada le sirvió haberse cuidado tanto porque murió de lo que quizá nunca imaginó; así como los trabajadores que llegaron temprano a su oficina después de haber ido al gimnasio, por tener una buena salud; llegaron a su trabajo antes de la hora y un avión embistió el edificio donde ellos trabajaban en New York el 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos de América y murieron a pesar de haberse cuidado tanto y por mucho tiempo.
Entonces no se trata solamente de cuidar el cuerpo físico, sino que depende a qué o quién le tengamos fe; porque Dios puede llenarnos de vida para que estemos muchos años hasta que El decida lo contrario, considerando que El es el dador de la vida y que no existe nada ni nadie fuera de El que pueda hacer lo mismo.
...porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios. (2 Corintios 1:20 RV 1960)
Entonces existe una promesa de vida muy larga para cada uno de nosotros, no solamente de muchos años, sino que la viviremos con vigor y sanidad, pero debemos tener nuestra fe en Dios, porque las enfermedades surgen primeramente en el espíritu, después en el alma y repercuten en el cuerpo físico; eso nos deja ver que tenemos una batalla que librar en el espíritu para que repercuta en el alma y por último alcance el beneficio en el cuerpo. Para este efecto es necesario que veamos cuál es la medicina y como consecuencia alarguemos nuestros días:
Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. (Éxodo 20:12 RV 1960)
Esta ordenanza a veces se llega aprender en la cabeza, pero no desciende al corazón; no se trata solamente de creerlo, sino que también debemos ponerlo en práctica, ¿cómo?, no olvidándonos de las necesidades que puedan tener en lo espiritual y en lo material nuestros padres biológicos; no podemos quedarnos con suplir su necesidad espiritual solamente, debemos avanzar a suplir su necesidad material y como consecuencia su alma pueda tener tranquilidad. Pero también existe otra forma de alargar la vida, la cual es que no se forma una imagen incorrecta en los hijos, cuando existen problemas en el hogar, porque entonces cuando los hijos sean mayores, guardarán rencor en contra de los padres que fallaron y nunca los querrán honrar; esa actitud lo único que provocará es que estén acortando sus días en la tierra y si nosotros como padres hemos cometido ese error, hoy es el tiempo para enmendarlo para que cuando sea su tiempo, los hijos puedan alargar sus días en la tierra llenos de vigor y salud.
Obviamente esto es sin contar con la honra que podemos dar a Dios, lo cual es con nuestros bienes; de esa forma es como lo podemos hacer con nuestros padres biológicos también. Con Dios debemos hacerlos cumpliendo con los diezmos y ofrendas, con nuestros padres con suplir su necesidad material como lo es alimentación, medicina, etc., lo que ellos puedan necesitar; esto incluye a nuestros suegros también porque si en el matrimonio se llega a ser una sola carne, entonces los suegros vienen a formar parte de nuestros padres, y es justo que los podamos honrar.
Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados. (Deuteronomio 6:1-2 RV 1960)
Aquí vemos una herencia ancestral donde las enfermedades serán echadas fuera de nuestra vida, sea cual sea, pero para esto, es necesario el temor a Jehová; y para eso, es necesario que aprendamos el temor a Jehová, ¿cómo se aprende el temor a Jehová?:
El día que estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo: Reúneme el pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra, y las enseñarán a sus hijos; y os acercasteis y os pusisteis al pie del monte; y el monte ardía en fuego hasta en medio de los cielos con tinieblas, nube y oscuridad; y habló Jehová con vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis. (Deuteronomio 4:10-12 RV 1960)
Cuando nosotros amamos a una persona, guardamos los mensajes escritos que nos envía. La pregunta es: ¿guardamos en nuestro corazón los mensajes que Dios nos envía, cuando leemos la Biblia y cuando escuchamos el mensaje de la predicación de Sus ministros?, porque de esa forma es como Dios nos habla, y guardando en nuestro corazón y poniendo en práctica Su palabra, es la forma de cómo podemos aprender temor a Jehová y como consecuencia poner las enfermedades fuera de nuestra vida y alarguemos nuestros días en la tierra que El nos dio, porque Dios no nos puso una batería con límite de energía, sino que puso eternidad en nosotros, ese fue el plan original, por eso existía el árbol de la vida en el huerto del Edén porque Dios planificó eternidad para nosotros y eso lo podemos recobrar con lo que hoy estudiamos y a través de la Santa Cena, con la ministración del ADN divino de Dios.

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