TESTIMONIO
Hace 5 años atrás; yo iba en Argentina en vehÃculo y al atravesar una nube de niebla muy densa, participe de un accidente en el que yo quedé atrapado en una bola de hierros, resultado del vehÃculo en el que viajaba. En el momento en el que los bomberos llegan al rescate, soy identificado por una enfermera, quien empieza a clamarle a Dios para que Su mano de poder interviniera y que yo no muriera. Finalmente llegué al hospital y la persona que me recibe, quien era miembro de la Iglesia que yo pasteo; no me reconoció de inmediato. Más adelante la Iglesia entera se entera del accidente y toda la ciudad de Rosario, Argentina; se habÃa dispuesto llegar al hospital y lo rodearon en oración, a tal grado que no dejaban entrar a las ambulancias.
Pasaron los dÃas y yo no respondÃa en nada, mis órganos vitales no respondÃan, por lo que los médicos dijeron a mi esposa que retirarÃan los aparatos que estaban brindando vida artificial. Al mismo tiempo, un pastor de Estados Unidos de América, llama telefónicamente a mi esposa para decirle que habÃa escuchado una voz que le decÃa que sucederÃa lo mismo que podemos leer con la historia de Lázaro y me regresarÃan de la muerte; pero mi esposa no tuvo el ánimo de hablarle a la Iglesia y trasladar esa palabra, entonces el mismo pastor dijo le trasladarÃa la palabra a la Iglesia para que todos juntos clamaran sobre esa profecÃa.
Después de eso resulta que los órganos principales empiezan a funcionar y al tercer dÃa salgo del hospital para que me llevaran a una clÃnica privada y que pudiera recuperarme; pero después de 15 dÃas, al salir de la clÃnica, algunos amigos me tenÃan preparada toda la papelerÃa para que pudiera jubilarme porque habÃa quedado con el 64% de discapacidad; pero yo renuncié ante ese dictamen y Dios me respaldó y como hoy estoy compartiendo de lo que El ha hecho en mi vida; eso mismo hago a donde voy ó a donde El me lleva para que predique Su palabra y que el mundo sepa que Dios existe y es poderoso.
ENSEÑANZA
Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo habÃa dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. (Josué 1:1-3 RV 1960)
El pueblo de Israel habÃa vivido una etapa muy dura en el desierto pero también habÃan visto la mano de Dios y habÃan sido conducidos por Moisés; sin embargo antes que lograran cruzar el Jordán, Dios no le permite entrar a Su siervo; el hombre que habÃa pasado por mucho tiempo motivando al pueblo para que no se quedara a medio camino; se queda juntamente con aquellos que habÃan muerto en el camino. El pueblo de Israel habÃa caminado en el desierto por cuarenta años por su rebeldÃa, cuando hubieran entrado en la tierra de la promesa, en cuarenta dÃas y durante todo ese tiempo fue Moisés quien los estuvo pastoreando, sin embargo no logró cruzar el Jordán porque desagradó a Dios en determinado momento.
No obstante que durante esos cuarenta años, los israelitas habÃan sido disciplinados; no habÃan dejado de ver la mano de Dios que los estaba protegiendo de dÃa y de noche; pero llega el momento en el que debÃan cruzar y muere su lÃder, y Josué se queda desconsolado viendo cómo se habÃan quedado solos; pero es precisamente cuando Dios iba a manifestarse a ellos y le confirma a Josué que Moisés habÃa muerto; pero debÃa levantarse porque con la muerte de Moisés se estaba cerrando una página de la historia de Su pueblo porque con él se habÃa quedado una época de rebelión, pero era necesario que comprendieran que Dios estaba con ellos y El los conducirÃa hacia lo que debÃan conquistar. Esto mismo está sucediendo en la vida de muchos cristianos; es necesario que muera aquella historia antigua de nuestra vida y que empecemos una nueva etapa en la mano de Dios, con la fe en El en todo momento que sin importar los adversarios, lograremos entrar en la tierra de Canaán.
Lo que es necesario que comprendamos en este tiempo es que Dios nos está prometiendo una tierra y sin más que hacer que poner la planta de nuestro pie para afirmar nuestra propiedad, debemos hacerlos en fe. Estamos viviendo un tiempo de transición muy grande porque por mucho tiempo el pueblo de Dios ha vivido cantando alabanzas y haciendo muchas obras; pero muchos han muerto y los que hemos quedado somos los que cruzaremos el Jordán para conquistar y poseer lo que otros no pudieron conquistar. Pero aun dentro del pueblo de Dios que hemos quedado, surge una pregunta: ¿para quién es esto? Para los que hayamos creÃdo y hayamos avanzado en pos de la profecÃa de Dios a través de nuestra cobertura apostólica y saber que todas las promesas que hemos recibido desde hace mucho tiempo; se cumplirán en este tiempo si tan solo podemos creer a Su palabra, porque este es año de conquista.
Desde el desierto y el LÃbano hasta el gran rÃo Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente en todos los dÃas de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la darÃa a ellos. (Josué 1:4-6 RV 1960)
Notemos que en tres oportunidades le dice Dios a Josué que se esfuerce y sea valiente, pero en cada oportunidad que se lo dice; es por diferentes situaciones. En la cita anterior le está diciendo que se esfuerce y sea valiente porque él repartirÃa la tierra. Lo que esto significa es que tenemos que compartir las riquezas que Dios nos ha regalado en Su palabra escrita en la Biblia; no tenemos por qué llamar hijos del diablo a la gente del mundo, porque el diablo no tiene nada que haya creado menos aun que haya comprado.
Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de dÃa y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. (Josué 1:7-8 RV 1960)
El problema con el que muchas veces nos enfrentamos, es que no queremos pagar el precio que nos demanda el hecho de llevar la verdad escrita en la Biblia; a veces preferimos parecernos a los del mundo, quedarnos callados y avergonzados por lo que nos dice; que tomar autoridad y compartirles del amor de Dios.
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. (Josué 1:9 RV 1960)
En este tiempo Dios nos está demandando que nos esforcemos y seamos valientes antes las dos potestades que se están levantando en contra nuestra: el temor y el desaliento; pero es aquà donde debemos volver a leer lo que dice el versÃculo que leÃmos en un inicio: no te dejaré ni te desampararé... pero debemos creer a Su palabra porque será como una sombra a nuestra vida, no nos dejará en ningún momento, está con nosotros como poderoso gigante y si en algún momento hemos podido derrotar a nuestros adversarios es precisamente porque Dios está con nosotros.
Hace 5 años atrás; yo iba en Argentina en vehÃculo y al atravesar una nube de niebla muy densa, participe de un accidente en el que yo quedé atrapado en una bola de hierros, resultado del vehÃculo en el que viajaba. En el momento en el que los bomberos llegan al rescate, soy identificado por una enfermera, quien empieza a clamarle a Dios para que Su mano de poder interviniera y que yo no muriera. Finalmente llegué al hospital y la persona que me recibe, quien era miembro de la Iglesia que yo pasteo; no me reconoció de inmediato. Más adelante la Iglesia entera se entera del accidente y toda la ciudad de Rosario, Argentina; se habÃa dispuesto llegar al hospital y lo rodearon en oración, a tal grado que no dejaban entrar a las ambulancias.
Pasaron los dÃas y yo no respondÃa en nada, mis órganos vitales no respondÃan, por lo que los médicos dijeron a mi esposa que retirarÃan los aparatos que estaban brindando vida artificial. Al mismo tiempo, un pastor de Estados Unidos de América, llama telefónicamente a mi esposa para decirle que habÃa escuchado una voz que le decÃa que sucederÃa lo mismo que podemos leer con la historia de Lázaro y me regresarÃan de la muerte; pero mi esposa no tuvo el ánimo de hablarle a la Iglesia y trasladar esa palabra, entonces el mismo pastor dijo le trasladarÃa la palabra a la Iglesia para que todos juntos clamaran sobre esa profecÃa.
Después de eso resulta que los órganos principales empiezan a funcionar y al tercer dÃa salgo del hospital para que me llevaran a una clÃnica privada y que pudiera recuperarme; pero después de 15 dÃas, al salir de la clÃnica, algunos amigos me tenÃan preparada toda la papelerÃa para que pudiera jubilarme porque habÃa quedado con el 64% de discapacidad; pero yo renuncié ante ese dictamen y Dios me respaldó y como hoy estoy compartiendo de lo que El ha hecho en mi vida; eso mismo hago a donde voy ó a donde El me lleva para que predique Su palabra y que el mundo sepa que Dios existe y es poderoso.
ENSEÑANZA
Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo habÃa dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. (Josué 1:1-3 RV 1960)
El pueblo de Israel habÃa vivido una etapa muy dura en el desierto pero también habÃan visto la mano de Dios y habÃan sido conducidos por Moisés; sin embargo antes que lograran cruzar el Jordán, Dios no le permite entrar a Su siervo; el hombre que habÃa pasado por mucho tiempo motivando al pueblo para que no se quedara a medio camino; se queda juntamente con aquellos que habÃan muerto en el camino. El pueblo de Israel habÃa caminado en el desierto por cuarenta años por su rebeldÃa, cuando hubieran entrado en la tierra de la promesa, en cuarenta dÃas y durante todo ese tiempo fue Moisés quien los estuvo pastoreando, sin embargo no logró cruzar el Jordán porque desagradó a Dios en determinado momento.
No obstante que durante esos cuarenta años, los israelitas habÃan sido disciplinados; no habÃan dejado de ver la mano de Dios que los estaba protegiendo de dÃa y de noche; pero llega el momento en el que debÃan cruzar y muere su lÃder, y Josué se queda desconsolado viendo cómo se habÃan quedado solos; pero es precisamente cuando Dios iba a manifestarse a ellos y le confirma a Josué que Moisés habÃa muerto; pero debÃa levantarse porque con la muerte de Moisés se estaba cerrando una página de la historia de Su pueblo porque con él se habÃa quedado una época de rebelión, pero era necesario que comprendieran que Dios estaba con ellos y El los conducirÃa hacia lo que debÃan conquistar. Esto mismo está sucediendo en la vida de muchos cristianos; es necesario que muera aquella historia antigua de nuestra vida y que empecemos una nueva etapa en la mano de Dios, con la fe en El en todo momento que sin importar los adversarios, lograremos entrar en la tierra de Canaán.
Lo que es necesario que comprendamos en este tiempo es que Dios nos está prometiendo una tierra y sin más que hacer que poner la planta de nuestro pie para afirmar nuestra propiedad, debemos hacerlos en fe. Estamos viviendo un tiempo de transición muy grande porque por mucho tiempo el pueblo de Dios ha vivido cantando alabanzas y haciendo muchas obras; pero muchos han muerto y los que hemos quedado somos los que cruzaremos el Jordán para conquistar y poseer lo que otros no pudieron conquistar. Pero aun dentro del pueblo de Dios que hemos quedado, surge una pregunta: ¿para quién es esto? Para los que hayamos creÃdo y hayamos avanzado en pos de la profecÃa de Dios a través de nuestra cobertura apostólica y saber que todas las promesas que hemos recibido desde hace mucho tiempo; se cumplirán en este tiempo si tan solo podemos creer a Su palabra, porque este es año de conquista.
Desde el desierto y el LÃbano hasta el gran rÃo Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente en todos los dÃas de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la darÃa a ellos. (Josué 1:4-6 RV 1960)
Notemos que en tres oportunidades le dice Dios a Josué que se esfuerce y sea valiente, pero en cada oportunidad que se lo dice; es por diferentes situaciones. En la cita anterior le está diciendo que se esfuerce y sea valiente porque él repartirÃa la tierra. Lo que esto significa es que tenemos que compartir las riquezas que Dios nos ha regalado en Su palabra escrita en la Biblia; no tenemos por qué llamar hijos del diablo a la gente del mundo, porque el diablo no tiene nada que haya creado menos aun que haya comprado.
Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de dÃa y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. (Josué 1:7-8 RV 1960)
El problema con el que muchas veces nos enfrentamos, es que no queremos pagar el precio que nos demanda el hecho de llevar la verdad escrita en la Biblia; a veces preferimos parecernos a los del mundo, quedarnos callados y avergonzados por lo que nos dice; que tomar autoridad y compartirles del amor de Dios.
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. (Josué 1:9 RV 1960)
En este tiempo Dios nos está demandando que nos esforcemos y seamos valientes antes las dos potestades que se están levantando en contra nuestra: el temor y el desaliento; pero es aquà donde debemos volver a leer lo que dice el versÃculo que leÃmos en un inicio: no te dejaré ni te desampararé... pero debemos creer a Su palabra porque será como una sombra a nuestra vida, no nos dejará en ningún momento, está con nosotros como poderoso gigante y si en algún momento hemos podido derrotar a nuestros adversarios es precisamente porque Dios está con nosotros.