Las palabras afectan directamente la economía porque en toda labor hay fruto pero las palabras mal dichas la empobrecen. El reino de Dios se rige por leyes o principios que son constantes, siempre son o siempre están. En el mundo natural hay leyes físicas, como la ley de la gravedad que se puede vencer, pero no se puede anular; siempre va a estar ahí debido a que es una constante.
Existe la ley de la levitación que hace superar la ley de la gravedad, aunque la ley de la gravedad esté presente, hay una ley superior que tiene dominio sobre la ley de la gravedad que es la ley de levitación y permite volar. Por eso los aviones vuelan. Porque mantienen una constante que vence a la ley de la gravedad.
En el reino de Dios hay leyes y principios. Gálatas 6. “Todo lo que el hombre siembra, eso cosecha”. Hay una ley y es una constante, lo que uno siembra, eso cosecha Si se siembran patatas, aunque se rotulen como tomates siempre serán cosechadas patatas. Esta ley, siempre será así sin importar si usted la cree o no, si le gusta o no. Debe aprovechar esa ley y esos principios para que trabajen a su favor, pueden estar a favor o en contra y esto dependiendo del conocimiento y el entendimiento de cómo funciona.
En el reino de Dios existe también la Ley de la Grandeza que dice “Quien quiera ser mayor hágase el siervo de los demás”. Esto es una ley, es una constante.
Hay otra ley, dentro del reino de Dios que es la ley de la exaltación, y dice “Al que se humilla, Dios lo Exalta” Santiago dijo, “humillaos pues bajo la poderosa mano de Dios y Él os exaltará a su tiempo. Por el mismo principio, si alguien se exalta a si mismo, Dios lo va a humillar.
Existe también otra ley, la que dice que la vida y muerte están en poder de la boca; ya sea que lo notemos o no, en nuestra boca está un principio permanente o una ley como la de la gravedad, el poder de la vida y la muerte y de la maldición y la bendición, pues Proverbios 14:23 dice que hay fruto en la labor, el problema es cuando las palabras vanas echan a perder este fruto. Tenemos un trabajo, una empresa, un ingreso o un negocio y la mayor limitante que estos tienen no es el estado de la economía, el alza del precio del dólar con respecto a nuestra moneda, o una crisis mundial, sino que la mayor limitante y el mayor enemigo del progreso es estado de nuestra boca y las palabras que salen e ella.
Existe también la ley de la Fe. Marcos 9:23 “Al que cree, todo le es posible” También es una constante.
La ley de la Semilla. Juan 12:24 Jesús dijo: “A menos que el grano caiga en tierra y muera no puede llevar fruto.” Una semilla necesita ser sembrada o de lo contrario no producirá. Es una constante.
Está la ley del poder de la vida y la muerte que está en nuestra boca.
La ley de la confesión de mi boca en relación a mi economía es muy importante. Esta enseñanza mejorará su economía y les prosperará. Sus labios serán santificados.
Seguramente ha escuchado docenas de mensajes relacionados a sus propias confesiones. Pregúntese ahora lo qué está usted confesando. Hágase una evaluación consciente. ¿Qué dice usted realmente sobre su economía, sobre sus finanzas? Los guatemaltecos solemos decir cosas como:
-“¡Aquí en Guatemala no se puede! Yo para prosperar tendría que irme a Estados Unidos”-
-“Aunque sea de mojado me voy porque la vida aquí está muy cara y no se puede”-
En toda labor hay fruto pero las vanas palabras empobrecen.
-“¡Hay Señor! ¡Cómo va a alcanzarme este salario de pobreza! ¡Ni dónde caer muerto!”-
-“Yo ya sé que si le van a subir el salario a alguien, ese, no seré yo”-
-“No le agrado a mi jefe. Siempre promueve a otro”-
Había una mujer que en Fe le decía a la montaña que tapaba la vista de la ventana de su casa, no podía ver un campo. Decía desde su casa “Montaña quítate, en el Nombre de Jesús, Mañana cuando yo me despierte no vas a estar ahí”. El otro día cuando despertó y abrió la ventana le dijo: “Yo ya sabía que estarías ahí”. En realidad no hemos llegado a creer este principio y su importancia.
Es el principio que Dios ha utilizado para regir el universo. Cuando Dios estaba listo para crear algo de lo que no se veía, lo que Dios hizo fue utilizar sus palabras, por medio de sus palabras, por el poder de sus palabras, creó algo que ahora sí se veía a partir de algo que no se veía.
Tenemos que entender que nuestras palabras según la Palabra de Dios nos permiten crear algo que sí se pueda ver desde algo que no se ve con los ojos físicos. El no poder ver algo no significa que no exista en la realidad. Cuando Dios dijo Sea la Luz y fue la luz, Dios usó este principio, que hay poder, hay vida, hay bendición, maldición o muerte en nuestros labios. Usted y yo fuimos creados a la imagen y semejanza de Dios. Se nos dio la misma habilidad.
Un ejemplo es el siguiente: En el lugar donde estamos existen ondas radiales y ondas hertzianas. Es algo que evidentemente usted cree pues utiliza un teléfono celular, el cual está conectado con alguna torre que a su vez conecta remotamente con un satélite cuyos cables usted no ve, pues no existen, sin embargo usted lo cree y no cuestiona su funcionamiento o las razones por las cuales la comunicación a través de una conexión invisible, es posible. Es una circunstancia normal. El punto es que “No tiene que verse para que sea real”.
Nosotros los humanos usamos algo que no se ve, para que algo visible pueda funcionar. En ese sentido somos iguales a Dios, quien usó palabras de algo que no se veía para crear algo que sí se veía.
Esta ley es tan fuerte, que es la que Dios utilizó literalmente para cambiar la vida de Abraham e Isaac. Génesis 17: 15,17. “Ya no será más tu nombre Abram, ahora te llamarás Abraham… Y a tu mujer ya no le digas Sarai sino ahora le llamarás Sara” Dios estaba usando el poder de las palabras, de llamar las cosas que no son como si fuesen. Y llama a Abram (Padre enaltecido) Abraham (Padre de multitudes) y a Sarai la llama Sara (Princesa). Eso lo hizo casi 20 años antes de que el milagro de la fertilidad sucediera en Sara. En este período la palabra pronunciada hizo su operación, por 20 años hicieron la confesión, al llamarse Abraham decía “Soy padre de multitudes” porque es lo que literalmente significa su nombre.
La ley que el poder de la vida y la muerte están en nuestra lengua es tan importante que, nadie puede nacer de nuevo si no pasa por esta ley. Romanos 8: 9,10 “La forma de ser salvo es confesar algo y creer algo” pero si no es confesado por la boca, la Biblia dice que no se puede ser salvo.
La confesión de nuestros labios es importante en relación a nuestra economía. ¿Qué es lo que usted dice de sus finanzas? “Sueldo miserable”. Una de las frases más famosas es “No es suficiente” No importa cuanto gane. Siempre estará inconforme. No es una cuestión de cuánto gana, sino de lo que usted confiesa. “En toda labor hay fruto, pero las vanas palabras empobrecen”.
Este principio es tan importante que Dios aplicó la misma regla al pueblo de Israel cuando no le creyó por la tierra prometida Números 14:28 “Juro que así como habéis hablado a mis oídos y lo que habéis confesado, así haré con vosotros” habían dicho “La tierra no sirve, la tierra traga sus moradores, Dios nos trajo aquí para morir de hambre y de sed, y ahora que nos maten estos gigantes, que ingrato Dios, aquí moriremos” y Dios dijo: “Amén, Amén, Amén. Así como lo dicen así se los voy a cumplir, morirán en este desierto” porque ese es un principio, si tu le dices a Dios “Dios tu sabes que yo soy ignorante, que soy el más pequeño, que para los negocios no soy bueno” Cuántas veces nos hemos confesado tontos para los negocios con frases como “Yo para los negocios, no sirvo”
Esta ley puede operar a favor de su economía y sus finanzas. Primero tenemos que entender cuál es la posición de Dios en relación a las finanzas, la economía y las riquezas. Si no entendemos cómo ve Dios las cosas, nuestras opiniones serán basadas en las opiniones de otras personas que pueden ser a favor o en contra, hay personas que están en contra de todo lo relacionado a la palabra “Prosperidad”, en contra del “Evangelio de la Prosperidad”. Estas personas también tienen voz y una plataforma e influye sobre los demás. Hay predicadores que dicen que la pobreza es una bendición y hay personas que dicen amén a eso. También dicen que la prosperidad es una teología de la liberación que vino en estos tiempos modernos y que hay que reprender al diablo y también hay personas que dicen Amén a estos pensamientos.
La prosperidad no comienza en la billetera. Comienza en el corazón. Comienza con tu forma de pensar y tu forma de ver tus finanzas. La prosperidad no es solo dinero.
Tus finanzas son afectadas por tu boca. Primero tienes que cambiar tu corazón. Si cambias tu corazón cambiarás tu forma de pensar, si cambias tu forma de pensar cambiarás tu forma de hablar y si cambias tu forma de hablar cambiarás tus finanzas.
Paradigmas que hay que descartar:
1. Sólo los ricos tienen amor al dinero. Cualquiera puede tener amor al dinero, sea rico o sea pobre. Si únicamente tiene un Quetzal en la bolsa y lo ama, así sea uno solo, usted tiene amor al dinero. El amor al dinero no describe únicamente a aquel que tiene mucho y quiere más, cualquier persona de cualquier estatus económico puede tener amor al dinero. Alguien que tiene miles puede ambicionar más y no dar nada, y puedes tener poco y eso poco que tienes es tu tesoro. Pues también es amor al dinero. Lucas 21: Los ricos dieron de lo que les sobraba, la viuda dio todo su sustento. Los ricos amaban más al dinero. Amor al dinero es lo que siente tu corazón con lo mucho o poco que tengas, Qué siente tu corazón cuando tienes que hacer algo para Dios con lo que tienes.
2. La prosperidad y las finanzas son cosas del diablo. Son cosas carnales que los hombres ambiciosos y los predicadores usan para aprovecharse de las personas como una doctrina para enriquecerse. Sí existen malos predicadores y gente ambiciosa, también pastores que andan detrás del dinero de las personas. Pero eso no anula el principio que Dios dijo, que la pobreza es una maldición. Un ejemplo: Existen malos médicos y no por eso dejaremos de ir al doctor. Existen malos mecánicos que hasta ponen un repuesto usado y lo venden como nuevo. No por eso deja usted de llevar a arreglar su vehículo. Debe hacerlo. Existen malos pastores. No por eso vamos a dejar de ir a la iglesia.
3. La pobreza es una maldición. Algunos ven a la escases y la pobreza como un favor de Dios. La pobreza es una maldición. En el cielo no habrá pobreza. Este principio opera entendiendo lo siguiente: Mi economía depende de dos cosas. De todo aquello sobre lo cual yo ponga mi mano y de lo que confiesen mis labios. No se trata únicamente que al tener un negocio se diga “Primero Dios me va a ir bien” Esas palabras no tienen ningún poder. Tienes que ir un paso más allá. Se debe buscar en la Biblia una palabra de Dios que se pueda usar como fertilizante sobre aquello que has puesto en tus manos. Si va a decir algo dígalo basado en la palabra de Dios. Si lo va a decir no lo diga solo por decirlo porque la siguiente condición es que hay que creer en el corazón lo que se confiesa con la boca. Ese es un principio, la confesión de la boca siempre va ligada a un creer en el corazón. Pablo dice en 2ª. Corintios 4:13 “Creí, por lo cual también hable”. Génesis 15 dice “Y le creyó Abraham a Dios y le fue contado por justicia” Ese “creer” es la palabra hebrea “Amán” de donde viene nuestra palabra “Amén”, pero no es estar de acuerdo únicamente pues eso sería un nivel muy bajo, tampoco es asentir mentalmente, un comentarista bíblico que esa palabra en su raíz más profunda es que Abraham dijo No necesito más evidencia, no necesito más pruebas, no hay necesidad de que tu promesa califique con algún otro acto delante de mi, lo que has dicho es más que suficiente y no necesito más evidencia en lo absoluto. Eso es creer. Para Abraham no había necesidad de confirmar la promesa con ningún otro acto. Estaba absolutamente satisfecho y no necesitaba ni una prueba más.
Cuando le ponemos condiciones a Dios como: “Dios si en verdad quieres bendecirme por favor que se incrementen mis ventas” le estamos diciendo “solo te creeré si eso sucede”. Pero eso no es creer. Eso es seguir siendo movido por la vista.
La convicción nace en tu corazón. Es entender el principio bíblico que deben ser sintonizados.
Si un padre de familia le dice a su hijo que es un tonto o un incapaz, no necesariamente por estas palabras el muchacho se convertirá en un tonto, es hasta en el momento que el muchacho lo cree, pues si no lo cree, nada le va a pasar. Otro ejemplo, el padre le exhorta a su hijo a salir adelante, diciéndole “Tú puedes hijo” y si el hijo no lo cree no va alcanzar nunca ese éxito al que su padre le animaba. El principio de la confesión no funciona únicamente diciendo algo de alguien y pensar que con eso se le está atando, funciona en primer lugar con lo que digo de mi mismo y lo concerniente a mi vida, pero no se tiene dominio sobre la vida de alguien más hasta el momento que esta persona lo cree.
Ese es el principio que opera en tus finanzas, no solo decir la palabra sino creerla, se terminó la necesidad de andar por vista, se terminó la necesidad de evidencias, o condiciones para creer en Dios. La Palabra de Dios es verdad, Él no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta.
Afine su corazón, su fe, sus labios su boca con la labor y el fruto que Dios ha puesto en su manos. Porque en toda labor hay fruto. No es una cuestión de fortuna, es alinearse en fe con la Palabra de Dios. Hay personas que vendiendo muñequitos de plastilina se han hecho millonarios, sin se cirujanos o grandes médicos. Sistemas de entretenimiento como Facebook, twitter fueron creados por hombres jóvenes que no tenían mayor cosa que hacer y tuvieron un gran éxito, porque fueron ideas millonarias. En tu boca hay un milagro. En tu boca está el fruto de la labor que estás haciendo.
Nadie puede ser salvo, nadie puede ir al cielo si no aplica este principio en su vida, el principio de que la vida y la muerte, la maldición y la bendición están en tu boca, están en tus labios. Puedes ser bendecido a través de confesar a Jesucristo con tu boca y recibirlo en tu corazón a través de recibir el regalo más grande. El que me confiese delante de los hombres yo también le voy a confesar delante de mi Padre. En tu boca hay una espada, está la libertad de escoger la vida eterna.