Dante Gebel - Leones y Gacelas
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Por cierto, mi amigo volvió a llamarme a los pocos días. —Dante, ¿ya sabes lo que deseas que escriban en tu tumba? —preguntó otra vez. —Creo que sí, pero temo que suene muy exagerado… o demasiado presumido. —No esperaba otra cosa de un argentino —bromeó—, pero no importa cómo suene, si es lo que deseas, funcionará para ti —agregó de inmediato. —Bien. Si mañana me tocara bajar al sepulcro, creo que me gustaría que escribieran algo como: «Dante Gebel, un hombre que inspiró a varias generaciones».
Se hizo un silencio que pareció interminable del otro lado de la línea.
—Bien, ahora te diré lo que ocurrirá con tu vida en los próximos treinta años: con esa frase acabas de determinar tu futuro, y si es lo que en realidad aspiras a hacer, te será concedido por el resto de tu vida. A partir de ahora no podrás permitirte el lujo de vivir en una zona gris.
Tu visión y tu propósito en la vida será inspirar a otros, así que deberás poner toda tu energía en eso. Será en lo primero que pienses cada mañana y en lo último que medites cada noche antes de dormirte. Inspirar a varias generaciones será tu estandarte en la vida, tu código de honor, tu baluarte en la batalla diaria. Se lo transmitirás a tus hijos y tus nietos, será tu herencia, tu más preciado legado.
Cada noche, te preguntarás si has hecho algo por inspirar a alguien, y cada mañana volverás a comenzar. El tiempo correrá para ti como en una cuenta regresiva, cada año que cumplas a partir de ahora, no será un año más de vida, sino uno menos que te resta para cumplir tu destino. Lo intentarás con cada átomo de tu cuerpo, con la fibra más íntima de tu ser. Invertirás todas tus fuerzas y toda tu vida en lograrlo.
Cuando colgué el teléfono, sentí por primera vez la sensación que produce tener un destino, un norte claro y específico hacia donde apuntar. Y también la urgencia del tiempo que avanza sin piedad, sin tregua para los rezagados. Alguien mencionó una vez que la mayoría de la gente no tiene éxito porque no sabe en qué quiere tenerlo.
Estas son las personas que se mantienen a flote, pero no tienen claro hacia dónde navegar, no tienen un sentido de destino, como consecuencia, cualquier camino les viene bien, y lo que es peor, nunca saben cuándo llegaron al puerto anhelado, ya que desconocen cuál es. Es imposible tener éxito y ser efectivo en la vida si uno desconoce el propósito por el que ha arribado al planeta.
(…) Una vez oí un proverbio africano muy interesante que no he podido olvidar. «Todas las mañanas en África, una gacela amanece sabiendo que si no empieza a correr, será presa de un león y perderá su vida. Y todas las mañanas en el mismo continente africano también amanece un león que sabe que si no empieza a correr, no logrará comerse a una gacela y morirá de hambre. Así que ya sea que te haya tocado en la vida ser león o gacela, que la mañana te sorprenda corriendo».
Tenemos el deber de descubrir el propósito por el cual Dios quiso que naciéramos y correr hacia nuestro destino mientras estemos vivos y tengamos fuerzas, lo cual no es poco para comenzar. De eso se trata el gran juego de la vida.