Es ilógico hasta cierto punto, que como imperfectos hablemos de la perfecciones, sin embargo, nuestro sueño es llegar a ser perfectos, y no estaremos satisfechos hasta que un día despertemos a semejanza del Seños, porque cuando seamos semejantes a Él, tendrá que haber un despertar a la imagen del Señor.
El plan de Dios dice que estamos
predestinados para ser hechos a la imagen de Su Hijo, así que estamos
marcados para esto, entonces nuestro sueño no es una locura, sino un
sueño sustentado en el Plan de Dios para nuestra vida. Muchas personas
no pueden soñar porque están cautivos; no obstante, no se trata de
soñar para alcanzar cualquier cosa, sino soñar con lo que Él Señor
quiere y dentro de esas cosas está buscar la perfección a través de Su
Palabra; soñemos con ser perfectos sin parar.
La Palabra nos relata que un hombre que
cometió la inmoralidad de meterse con la mujer de su padre, y lejos de
arrepentirse mostró arrogancia, el Apóstol Pablo ante esta acción, en el
nombre de Jesús pidió que el pecador fuera entregado a satanás, y no a
manera de venganza sino para que en medio del dolor, el hombre volviera
en sí y se arrepintiera; entonces, si Dios estaba pensando en
perfeccionar a ese inicuo, también lo hará con nostros.
Para que no se pierda un pecador Dios
está dispuesto a hacer cualquier cosa, y en nosotros que también hemos
cometido faltas, pecados y transgresiones también lo hará. Dios no da
por perdidos los casos difíciles que como hombres le presentamos, Él
prometió que nos perfeccionaría, así que lo que nos hace falta para
llegar a ser perfectos nos alcanzará, si lo creemos mejor.
Para perfeccionarnos en primer lugar
tenemos que creerle a Dios, porque La Biblia dice que el que le creyó a
Dios le imputaron la justicia divina y dice que lo llamaron amigo de
Dios, por lo consiguiente, si nosotros le creemos al Señor, la justicia
divina caerá de Él y seremos llamados justos y amigos de Dios. La
Biblia dice que el que es amigo del mundo, enemigo de Dios es. Dios nos
presenta las cosas que debemos hacer con fe y una de ellas es la Santa
Cena y el pan perfecto.
"Y el sacerdote los quemará sobre el altar como alimento; es ofrenda encendida como aroma agradable. Todo el sebo es del SEÑOR.
(Levítico 3:16 LBLA)
(Levítico 3:16 LBLA)
Cuando miramos el contexto del capítulo
que encierra el versículo anterior, vemos que lo que fue puesto sobre el
altar fue un cordero, y sabemos que el cordero es Jesucristo. La
palabra "alimento" en el antiguo idioma hebreo se traduce como "lejem"
que significa pan. Si volvemos al versículo dice que se trataba de un
cordero, Sin embargo, El Señor dice que es un pan, aparentemente esto
es inexplicable, porque es pan y se está hablando de cordero.
El cordero quemado es pan, y aunque
pocos lo entendieron en aquel tiempo hasta después de poco más de 2,000
años, aparece un hombre sobre la tierra que fue presentado por Juan el
Bautista quien dijo "he allí el cordero" y ustedes durante este tiempo
han estado sacrificando corderos para que sus pecados sean perdonados,
pero ahora Dios manda éste cordero par que cuando sea sacrificado sus
pecados sean quitados, y no solamente perdonados.
Yo soy el pan de la vida.
(Juan 6:48 LBLA)
(Juan 6:48 LBLA)
El cordero es pan, y además es una
ofrenda, porque de tal manera amo Dios al mundo, que ofrendó, sacando
de su propio corazón lo que más amaba y se lo dio al mundo, por eso
rechazar a Cristo es el pecado más grande que podemos cometer. Cuando
Juan el Bautista lo presenta, luego dice Jesús: yo soy el pan de la
vida, el pan perfecto, y lo primero que nos da el pan perfecto es la
vida; y aunque nuestros padres comieron pan en el desierto y murieron,
el que coma de este pan no morirá nunca porque tiene vida eterna.
Cuando comemos el pan, nos traslada perfección.
Y sobre la mesa de la
proposición extenderán un paño azul, y pondrán sobre ella los platos,
las cucharas, y las copas y los tazones para libar; el pan perpetuo
estará sobe ella.
(Números 4:7 RV9)
(Números 4:7 RV9)
Lo que significa este versículo es que
el pan de la perfección no se termina nunca, y debemos estar
conscientes que cuando entramos al reino de los cielos, creemos en Él y
entramos en Él, ya no moriremos, aunque físicamente si suceda. La muerte
física tiene repercusiones y seguramente afectará a los que nos rodean;
pero nosotros siendo cristianos nos va bien porque Cristo ya venció
la muerte en la Cruz, por lo que tendremos vida eterna, nuestro espíritu
no morirá y nuestro cuerpo será levantado en la resurrección.
La juventud se escapa, el cuerpo se
deteriora, pero no moriremos porque el pan de la perfección lo que nos
da es vida, vida eterna y perpetuidad. Jesucristo es el pan perfecto y
el pan de vida; estemos contentos de ser cristianos, porque El Señor nos
ha dado herramientas de libertad.