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Cash Luna - Dios de Proezas

M. Bravo
Por -
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Atrévete y humíllate si es necesario, pero acepta el reto de hacer proezas para gloria del Señor.

Salmo 60:12 asegura: En Dios haremos proezas, y él hollará a nuestros enemigos.

Cuando nos preparamos para hacer proezas en el Señor, debemos comprender que la vida no es fácil, al contrario, puede ser muy dura y encontraremos dificultades, por lo que es necesario tomar valor y lanzarnos a lograr grandes objetivos.  Siempre se levantarán enemigos, pero la Palabra dice que Él los derrotará, cuando estemos peleando Sus batallas. Es decir que al luchar por cumplir los propósitos de Dios, Sus ángeles están a nuestro servicio. Así que no tengas miedo y decídete a lograr proezas.

En la vida, tenemos dos formas de ver al Señor a nuestro lado. Cuando nos acompaña a lograr nuestros objetivos y cuando nosotros trabajamos por lograr Sus planes. En ambas situaciones nos apoya, pero lo mejor es pelear Sus batallas, esforzarnos por alcanzar lo que Él nos pide.  De esa forma seremos como los héroes de la fe que nos presenta el libro de Hechos en el capítulo 11.

En la Biblia, todos los hombres que tomamos como ejemplo han colaborado con Dios para lograr Sus propósitos.  No es el Señor quien ha luchado por alcanzar las metas personales de ellos, aunque en el camino de lograr lo que Él quiere, fueron bendecidos abundantemente.  Nosotros trabajamos con Dios, no Él con nosotros, parece lo mismo, pero hay diferencia.

Fue designio de Dios levantar a Abraham como padre de una gran nación y hacer de Jacob  el padre de doce patriarcas.  Fue el Señor quien mandó a Noé construir un arca cuando nunca había llovido. Fue Él quien levantó a Nehemías para reconstruir Jerusalén y escogió a David para matar a Goliat.  Dios fue el que levantó a Salomón y le dio sabiduría e hizo de Moisés un libertador a pesar de ser tartamudo.  Él hizo que Josué y Caleb se esforzaran y conquistaran la Tierra Prometida. En Dios haremos proezas, seremos héroes de la fe.

Es fácil admirarse por lo que éstos hombres lograron, la dificultad está en aceptar que hoy a  nosotros nos corresponde hacer proezas. Imagina que al Señor se le ocurriera pedirnos hacer un arca, pero no sabemos qué es eso porque nunca hemos visto llover. Nos llamarían locos, ¡justo como algunos lo hacen ahora que en Guatemala estamos construyendo un gran templo para el Señor!  Algunas personas me han abandonado cuando he propuesto algunos de los proyectos que Dios me ha mandado hacer, entonces, Él me ha dicho: “Ellos dicen creerme, pero igual hubieran dejado a Josué cuando dijo que debían dar vueltas alrededor de la ciudad de Jericó para conquistarla”.  Todos los hombres de fe hicieron proezas que no tenían antecedentes, tal como nosotros debemos hacer ahora. Dios nos presenta desafíos que a veces parecen locuras y si le creemos, nos ayuda a lograrlos.

Elías logró derrotar a muchos falsos profetas, Daniel salió ileso del foso de los leones, Noé logró construir un arca, el anciano Moisés guió durante 40 años al pueblo por el desierto, Sansón derribó las columnas para matar a sus enemigos y nosotros también haremos grandes proezas con el Señor.  Dios no recordará nuestros errores o pecados si le entregamos nuestra vida y le servimos, así como sucedió con los hombres de la Biblia a quienes levantó he hizo vencedores.  Recordemos que Salomón fue el fruto del pecado de David con una mujer casada y Sansón fue débil ante Dalila, pero el Señor tenía un plan para ellos y les dio la oportunidad de lograrlo, a pesar de su origen o sus errores.

El proceso para lograr proezas
Lo primero es creerle al Señor, tal como nos demuestran los hombres de la Biblia. Lo segundo es hacer a un lado las excusas porque nada ni nadie debe alejarnos de nuestro deseo de agradar a Dios. Evitemos ser como aquellos invitados que no fueron al banquete preparado para ellos y pusieron excusas tontas como ir a ver una finca de noche.

Los héroes de la fe, no pusieron excusas infundadas, de hecho, cada uno realmente tenía razones para dudar, sin embargo, superaron sus limitaciones y lograron lo que el Señor les pedía. Gedeón se preguntaba cómo salvaría al pueblo si era pobre y el más pequeño de su familia, David no era considerado digno por los suyos, ¡su padre incluso lo olvidó cuando el profeta Samuel le pidió que reuniera a sus hijos! Luego, el rey Saúl le dijo que no podría vencer al enemigo porque era joven y no sabía pelear.  Esas no eran excusas, eran enormes verdades que Dios hizo a un lado porque para Él, no hay nada imposible.

Utilizas las peores verdades de tu vida para no salir adelante cuando Dios te lo ha ordenado y no debe ser así. Seguramente no necesitas inventar mentiras porque tienes defectos y limitaciones. Somos débiles y tal vez no tenemos recursos económicos, pero nada debe detenernos. Las peores verdades de nuestra vida no deben vencernos para evitar que hagamos lo mejor. Ante una orden de Dios, no hay verdad que justifique nuestra desobediencia.  No será fácil, pero debemos confiar en Su fortaleza que nunca nos abandonará. Todos tenemos limitaciones, sin embargo, la verdad superior es que Dios te dice que puedes hacerlo, así que tus verdades ya no importan. La Biblia es hermosa porque nos relata las historias más increíbles pero ciertas para que le creamos a nuestro Padre, ya que Su verdad es más poderosa que la nuestra.

Cuando Dios me dijo que apacentara Sus ovejas, no pude negarme a pesar de mis limitaciones.  Él ni siquiera me dio tiempo para exponerle mis verdades como excusas, simplemente hizo a un lado mi dificultad para hablar en público y mi pobreza, me envió a trabajar en Su obra y obedecí. Le dije: “Si Tú dices que se puede, así será”.  Hace años, cuando mi esposa aún era mi novia, íbamos al zoológico a repartir pequeños tratados sobre el Señor. Predicaba aunque no hubiera nadie escuchándome y literalmente llorando, me acercaba a las personas para pedirles que recibieran a Jesús. No tenía público, pero sí una pasión ardiente por llevar a alguien a los pies de nuestro Señor. Es una bendición servir a Dios y hacer a un lado las excusas.

El tercer elemento para lograr proezas es esforzarse.  Los hombre que la Biblia nos presente trabajaron hasta el cansancio, de día y de noche.  Se esforzaron para lograr lo que Dios les había ordenado. Además, se dejaron transformar.

Humildad para hacer proezas
Filipenses 2:5-10 exhorta: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;

En la Biblia, versión lenguaje actual, el verso 6 dice: Aunque Cristo siempre fue igual a Dios, no insistió en esa igualdad, al contrario, renunció a esa igualdad y  se hizo igual a nosotros.

La mayor proeza ha sido salvarnos de nuestros delitos y pecados. Nuestro Señor Jesucristo fue el instrumento de Dios para lograrlo ya que Él siempre obra a través de alguien.  En la Palabra vemos que siempre llamó a hombres de fe para manifestar Su voluntad y para salvarnos también lo hizo. Escogió a Su Hijo quien es igual a Él, pero se hizo hombre para poder derramar Su sangre.  De esta forma nos demostró que es posible hacer proezas haciéndose menor que otros.

Algunos piensan que para hacer algo importante deben ser jefes, reyes y ocupar puestos importantes, pero no es así. Todos podemos hacer maravillas sin importar nuestra posición, ya que Jesús nos demostró que la mayor proeza no la hizo el Padre sino el Hijo. Hoy la gente desea ser promovida y ascender, olvidan que debemos tener el mismo espíritu de Cristo Jesús, quien en  vez de subir, bajó de nivel,  porque siendo Dios, se hizo hombre para cumplir Su proeza de salvarnos.

No debes ser dueño de grandes posesiones para hacer proezas, no necesitas promoción, puedes hacerlas justo donde te encuentras, en tu grupo, con tu familia y amigos. Donde Dios te ha puesto puedes servir, atender o trabajar para Él.  Jesús era como el Padre, pero no puso resistencia, no se negó aunque pudo decirle: “Somos iguales, baja Tú”, fue obediente y se sacrificó.  Su expresión de amor fue tan grande que no me explico cómo podemos ser tan flojos y mal agradecidos. Él se pasa de bueno y nos aprovechamos.

Fuiste creado para hacer proezas, así que debes dejarte transformar, tomar la forma que Jesús quiere, tal como Él tomó la forma humana y murió por nosotros, entre dos ladrones, humillado y sin una gota de sangre en Su cuerpo.  Él se humilló para ser exaltado por el Padre. Deja que Dios te exalte, deja las excusas a un lado y muévete para lograr tus proezas.
Jesús tuvo una verdad, como Noé, Moisés y Gedeón, Su verdad era que Él y el Padre eran iguales, pero estuvo dispuesto a bajar de nivel para salvarnos. ¿Cómo puede el dueño de todo, ser tan humilde y nosotros resistirnos tanto? Hay dueños de empresas que son más humildes que tú, ¡cambia eso de inmediato! Debemos cambiar para hacer las proezas que Dios nos mandó. No te quejes cuando te humillen porque quizá es el camino correcto para lograr la misión que Dios te encomendó.

Jesús no está sentado allá arriba, en el lugar más alto del universo sólo porque Dios lo amó, sino porque soportó ser humillado voluntariamente. Por eso, puede decir con autoridad que pongas la otra mejilla si te pegan, que des la capa si te piden la túnica y que camines dos millas si te piden que acompañes una. Luzbel hizo lo contrario, quiso exaltarse, sentarse junto al trono de Dios y cayó hasta lo profundo del infierno. Si te humillas, terminarás siendo exaltado, si te exaltas terminarás humillado.

Debes atreverte a hacer proezas porque eres luz del mundo y sal de la tierra. La sociedad necesita con urgencia gente que se atreva hacer proezas para el Señor y para bien de Su pueblo.  Pídele perdón si peleas cuando eres humillado y prométele que le obedecerás con paciencia porque sólo Él sabe el momento correcto para exaltarte. Dile que te entregarás sin reservas en el nivel donde te encuentres y le imitarás siendo humilde porque es un honor recibir y aceptar Su invitación para hacer proezas.

 

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