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Sonia Luna - La Oracion

M. Bravo
Por -
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Muchos podemos decir que Dios nos ha hablado, pero sería mucho mejor que fuera en doble vía. 

La comunicación

Según los diccionarios, “comunicación” es la acción de comunicar, es el trato entre dos personas o más.

Hace muchos años, mi esposo, el pastor Cash, me dijo: “Sonia, no hables en taquigrafía. Omites palabras, das la idea incompleta y después crees que te entiendo”. Y en realidad es así, en ciertos momentos, no termino de decir las cosas y creo que me entienden.

Creo que aprender a comunicarnos es muy importante, como seres humanos que somos. Necesitamos tener una buena comunicación y relación con nuestra pareja y nuestros hijos. Así como aprender a tener comunicación con Dios. Él siempre ha anhelado poder comunicarse con nosotros, pero nosotros según nuestro estado de ánimo, deseamos hacerlo o no. El Señor quiere que esa comunicación sea con libertad de ambas partes.

Cuando estábamos en las masivas, el Señor me hizo ver que los años de gloria no empezaron con Casa de Dios, sino que habían empezado antes. La primera vez que Dios me habló tenía nueve años. En esa ocasión, el Señor me dijo: “Sonia, quiero que pidas por un novio”. Y yo le dije: “¿Cómo puedo pedir un novio si ni siquiera sé qué es?” Y me respondió: “Pide un novio que esté interesado 100% en mí, y que te vea linda y te quiera”. Eso fue tremendo porque me puse a platicar con Él y me contestó. De hecho, así fue, el Señor me concedió un esposo que está muy interesado en Él. El Señor se volvió a comunicar conmigo cuando fui a un retiro en Estados Unidos y le abrí mi corazón, y le dije: “Sí, Señor, aquí estoy. Soy tu sierva y estoy para servirte. Perdóname”. Lo impresionante del amor de Dios es que también me habló cuando Ana Gabriela mi hija se estaba muriendo. Ella sufrió una convulsión y Dios me dijo: "¿No que es mía? ¿Si yo te la di, no te la puedo quitar?” Y cuando oí su voz, cambió el ambiente, no pude seguir llorando y le dije: “Sí, Señor, es cierto. Es tuya”. En ese momento, ella reaccionó como si no hubiera pasado nada. Después, los doctores me dijeron que le hiciera exámenes, pero gracias a Dios, ella está muy sana. Entonces, el Señor me empezó a inquietar acerca de la comunicación y me dijo: “Tienes que aprender a comunicarte conmigo”.

Muchos podemos decir que Dios nos ha hablado, pero sería mejor que fuera en doble vía. Necesitamos comunicarnos mejor.

La comunicación es uno de los problemas más agudizados en los matrimonios, porque uno debe aprender a conocer a su cónyuge y comunicarse con él o ella. De hecho, uno de los factores de divorcio más común es la falta de comprensión.

Para poder compartir este tema con ustedes, me documenté con cinco libros, uno de ellos se titula: “Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus”.

Cuando comienzas a practicar otro idioma, lo conoces, y aprendes más, cuando lo practicas más. Lo mismo es con el esposo o la esposa, hablan otro idioma y nosotros tenemos que aprenderlo para poder comunicarnos con ellos. Debes aprender a conocer cómo habla tu pareja. En uno de los libros que leí dice que el hombre habla como un waffle y la mujer como un fideo. El waffle está lleno de cuadritos con divisiones, y cuando le echas miel a esos cuadritos, hasta que no se llena uno, no puedes pasar al siguiente. Así son los hombres cuando hablan, primero deben terminar un tema para pasar a otro. Pero las mujeres empezamos un tema, nos pasamos al siguiente y volvemos al primero. Hablamos de diferente forma. Es muy importante saber cómo nos comunicamos.

En una ocasión, Ana Gabriela le estaba entregando un regalito a una amiga de nosotros. Cuando ella lo abrió, se dio cuenta que estaba roto y con mucha pena se acercó a decirme. No sé qué cara hice, pero ella me dijo: “Mamá, yo no lo rompí, venía roto”. Seguramente, el gesto que le hice fue de incredulidad. Hay muchas formas en que nos podemos comunicar, y necesitamos aprender a hacerlo de la manera correcta por bienestar nuestro.

En la Biblia, el Señor también nos enseña que debemos aprender a comunicarnos con nuestros hijos. En Malaquías 4:6 dice: “Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres”. Hay buenos libros para poder aprender a hacerlo correctamente, uno de ellos se llama: “Ayúdame, soy padre”. Para tener una buena comunicación con nuestros hijos, debemos ponernos en el lugar de ellos y en la edad que ellos están. Eso también es parte del evangelio, somos los primeros en compartir lo que es Dios.

Una cosa por la cual el Señor me mostró que debía esforzarme en la comunicación es el Modelo de Jesús. Dios empezó a mostrarle al pastor Cash que debía formar líderes, y cuando empezó a enseñar el Modelo de Jesús, nos dijo que debíamos hacer lo que Jesucristo hizo. Y Él intervenía en las familias, sanaba sus corazones y sus heridas, los ministraba y liberaba. El Modelo de Jesús implantó un desafío nuevo en mi vida porque uno no puede decir que va ser cristiano en su sala y en su casa. Tampoco puede decir que va a ser cristiano sólo con dos ovejitas, sino ¿a quién le vamos a compartir esa Palabra? ¿De qué me sirve tener guardadas tantas bendiciones de Dios sino se las voy a decir a nadie? Si nosotros tenemos temor u orgullo, no podemos enseñarle a alguien más.

Al mismo tiempo que empezó el Modelo de Jesús, empezaron los programas de televisión. En ellos debía hablar delante de las cámaras y me costaba mucho. Nuestro director de televisión me refirió con una locutora, ella decía que uno debe aprender a ser expresivo, y agarrar aire para hablar. Me dio un montón de consejos y me enseñó ejercicios para que estuviera relajada. Con eso también me di cuenta que era muy importante la forma en que uno transmite las cosas.

La oración

Ya hablé de la importancia de la comunicación, cómo hablar entre esposos y cómo se debe hablar con los hijos, ya puse mi ejemplo de cómo Dios se comunicó conmigo; pero ahora les quiero hacer una pregunta: ¿De qué forma nos podemos comunicar con Dios? La respuesta es: orando.

Si no nos podemos comunicar adecuadamente con quien tenemos al lado y podemos ver, ¿cómo sabemos si nos estamos comunicando bien con Dios?

En Mateo 26:36-41 dice: “Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”.

Quiere decir que si en este momento de crisis no pudieron tomar el tiempo para velar y orar, ¿será que lo hacían antes? Puedes cerrar la puerta, pero a los cinco minutos te quedas dormido o no sabes qué hablar con Dios. Necesitamos velar y orar constantemente delante del Señor porque es ahí donde obtendremos las bendiciones.

Hace poco me recordé de un estudio que hicieron acerca del Padre Nuestro en la iglesia que donde yo servía hace algunos años, Dan Thompson. Habemos muchos que sabemos de memoria la oración del Padre Nuestro, pero también hay algunos que no lo saben. El Padre Nuestro dice: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tú voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén”. (Mateo 6:9-13)

El Padre Nuestro es muy lindo y puede desglosarse en muchas formas. Hoy voy a desarrollar una de la siguiente manera:

Padre Nuestro: Esto nos da su paternidad y quiere decir que Dios es nuestro Padre y podemos acercarnos y tener confianza con Él.

Santificado sea tu nombre: Nuestro Señor tiene muchos nombres en la Biblia y debemos entrar a su presencia de esa forma.

Vénganos tu reino: El reino de Dios es servirle, es estar dispuesto a hacer algo por las personas.

Hágase tú voluntad: ¿Cuál es la voluntad de Dios para nuestra vida? Si no conoces cuál es la voluntad de Dios para ti, será muy difícil que la hagas. La Biblia nos habla claramente de la voluntad de Dios para nosotros.

El pan de cada día: La Biblia nos dice que no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. El pan de cada día es la porción de Palabra que necesitas, ahí puedes pedir lo que necesitas; por ejemplo, si te va mal en el negocio, puedes decirle a Dios que quieres la bendición material. En los momentos en que estás a solas con Él, Dios sabe qué palabra necesitas y te va a ministrar y hacer cariño como su hijo que eres.

Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores: Tenemos que saber perdonar. En esta parte está el perdón y el carácter de Jesucristo. Si deseas imitar a Jesús, debes perdonar porque Él nos ha perdonado por todos nuestros pecados. Debemos aprender a perdonar, Jesucristo nos dio ese gran ejemplo.

Líbranos de tentación: Esto es algo que constantemente tenemos que estar peleando y luchando delante de Dios. Ahí puedes decirle a Dios que te libre de la tentación, que te aparte del hombre malo y la mujer mala, que te ayude a no hacer negocios malos.

El reino, el poder y la gloria: Ahí hay tantas cosas que podemos hablar con Dios en un cuarto, y cuando uno se da cuenta, ya pasó como media hora.

En Lucas 4:1-3 dice: “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Jesús respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él sólo servirás”.

¡Mira lo tremendo que es el contexto entre Jesucristo y Satanás! Él estaba lleno de poder y de unción, y en esos momentos el diablo lo quiso tentar con la Palabra. Jesucristo siendo el Hijo de Dios y estando en ayuno y oración, no se quedó meditando nada más en lo que Satanás le había dicho, y sabiendo el poder y la unción que tenía sobre Él, no lo ignoró, tampoco se quedó callado; actuó inmediatamente.

Posiblemente, el Señor te ha avisado en las noches de un ataque del diablo y no te has levantado a orar. Jesús sabía que tenía el poder y la autoridad, con mayor razón lo podía ignorar, pero lo que hizo la diferencia fue que actuó, tuvo valor, lo reprendió, y usó la Palabra. Hay que tener valor para comunicarse. Es importante que usemos la boca porque en ella está el poder de la vida y la muerte. Usémosla para hablar con nuestro Creador, para expresarle nuestras necesidades, para obtener victoria y bendecir a la gente.

Dios quiere hacer grandes cosas contigo, y tú no puedes seguir con esa conformidad, estando con las manos estiradas, esperando siempre que alguien haga algo por ti. Debemos actuar. Si no nos esforzamos en tener buena comunicación con los que vemos, ¿qué nos va asegurar que vamos a tener una buena comunicación con Dios? Jesucristo actuó y eso es lo que debemos hacer nosotros también.

Es muy importante que le dediques tiempo a la oración, métete a solas con el Señor porque cuando vengan los momentos de prueba, Él no va a permitir que te quedes indiferente. No te vas a quedar esperando que alguien haga algo por ti, sino que tú te vas a levantar a hacerlo. Pide al Señor que te ayude y guíe para poder comunicarte con Él.

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