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Apostol Sergio Enriquez - Entendiendo el Menosprecio

M. Bravo
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Cuando Dios le habló a Moisés, después de haber libertado a Su pueblo de la esclavitud de Egipto; hubo un momento en el que le dijo que El descendería al tercer día:
Y Jehová dijo a Moisés: Vé al pueblo, y santifícalos hoy y mañana; y laven sus vestidos, y estén preparados para el día tercero, porque al tercer día Jehová descenderá a ojos de todo el pueblo sobre el monte de Sinaí. (Éxodo 19:10-11 RV 1960)

Trasladado a nuestro idioma es como si hubiera dicho que nos consagráramos durante los primeros dos mil años después de Su sacrificio en la cruz del calvario; porque en el tercer día, o sea, en el tercer milenio, El viene por Su Iglesia. Traduciéndolo a un lenguaje más coloquial es como si hubiera dicho para este tiempo: díganle al anticristo que Yo llegaré por mi Iglesia en la madrugada del tercer día, en el tercer milenio; pero no solamente los versículos que mencionamos, se apuntala acerca de la pronta venida de nuestro Señor Jesucristo, sino que muchos otros versículos lo señalan también.
Lo asombroso es que cuando hacemos cuentas; de acuerdo a lo que deja ver la Biblia, podemos ver que es poco el tiempo que nos quedan para estar en la tierra; sin embargo, es lamentable que no toda la cristiandad cree a nuestro anuncio como decía el profeta Isaías: ¿quién ha creído a nuestro anunció? Mucho del pueblo de Dios no cree que El venga pronto, no obstante, con cada advertencia que Dios está haciendo a través de Sus ministros; también estamos comprometiendo cada vez más a toda la Iglesia que nos escucha, porque la palabra de Dios no regresará vacía, sino, hasta que haga lo tenga que hacer, para lo cual salió de la boca de Dios.
Es por eso que la preparación de la Iglesia de Cristo se ha intensificado en los últimos días, con el propósito de que alcancemos la perfección que Dios desea ver en Su Iglesia, para que estemos debidamente preparados para el encuentro con nuestro Señor Jesucristo. De tal manera que los cristianos que siguen jugando a la religión evangélica y no ha podido notar que por misericordia Dios sigue hablando con el propósito que nadie se pierda, sino que todos vuelvan en un arrepentimiento genuino ante Dios; un día se terminarán las oportunidades de Dios, y quizá lleguen a despertar en la gran tribulación.
Los acontecimientos escatológicos siguen avanzando a pasos agigantados; vemos que la revolución en el mundo árabe continúa abarcando más países, porque ahora el problema alcanzó a la nación de Afganistán, donde en tan pocos días, se han reportado varios cientos de muertos; esto sin mencionar que la isla de Japón se movió de su lugar varios metros, con el terremoto que sufrió y el tsunami que la arrasó; lo cual coincide con lo que dice la Biblia, de que la tierra será removida:
Por tanto, haré estremecer los cielos, y la tierra será removida de su lugar ante la furia del SEÑOR de los ejércitos, en el día de su ardiente ira. (Isaías 13:13 LBLA)
Viene destrucción para la tierra, lo cual es inevitable; los dolores de parto han empezado y no cesarán hasta que nazca el niño que debe dar a luz; mientras tanto nosotros tenemos la sería tarea de continuar preparando nuestra vida para el encuentro con nuestro Señor Jesucristo porque no obstante de los cálculos que podemos hacer; parecería que todo va demasiado a prisa y en cualquier momento podemos salir de la tierra.
Introduciéndonos propiamente en la enseñanza de esa oportunidad, describiremos las siguientes citas:
El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor. Pues si yo soy padre, ¿dónde está mi honor? Y si yo soy señor, ¿dónde está mi temor?--dice el SEÑOR de los ejércitos a vosotros sacerdotes que menospreciáis mi nombre--. Pero vosotros decís: "¿En qué hemos menospreciado tu nombre?" Ofreciendo sobre mi altar pan inmundo. Y vosotros decís: "¿En qué te hemos deshonrado?" En que decís: "La mesa del SEÑOR es despreciable." (Malaquías 1:6-7 LBLA)
El Señor todopoderoso dice a los sacerdotes: "Los hijos honran a sus padres, y los criados respetan a sus amos. Pues si yo soy el Padre de ustedes, ¿por qué ustedes no me honran? Si soy su Amo, ¿por qué no me respetan? Ustedes me desprecian, y dicen todavía: '¿En qué te hemos despreciado?' Ustedes traen a mi altar pan indigno, y preguntan todavía: '¿En qué te ofendemos?' Ustedes me ofenden cuando piensan que mi altar puede ser despreciado (Malaquías 1:6-7 DHH)
Nosotros no podemos tener el mismo concepto que tenían los israelitas en cuanto a despreciar la mesa de Dios; tampoco podemos caer en la misma ignorancia de ellos lo cual los llevó a desconocer el amor de Dios, porque llega un momento en el que también le preguntan en qué los había amado; los israelitas no comprendían la sensibilidad del trato que Dios tenía con ellos, la preferencia con la que los trataba, lo cual los hizo convertirse en personas insensibles ante el amor de Dios.
Lo lamentable es que muchos cristianos podrían estar en la misma situación en la que cayeron los israelitas; y para evitar esa situación, primeramente debemos considerar que el diablo no puede descalificarnos para que no nos acerquemos a Dios, pero sí podría hacer que nos desviemos y como consecuencia, seamos descalificados nosotros mismos por las actitudes que manifestemos ante el infinito amor de Dios. Es por eso que debemos estar atentos a lo que se mueve a nuestro alrededor porque si cometemos el error de menospreciar la mesa de Dios, El nos puede menospreciar; obviamente no podemos menospreciar las cosas que son de Dios estando en nuestro cinco sentidos cabales; pero resulta que el diablo utiliza medios para engañarnos; que primero que seamos menospreciados, para que haya amargura en el corazón y que con eso nosotros menospreciemos, en este caso, la mesa del Señor Jesucristo.
PASO 1
Ser Menospreciados
El primer paso en el que avanza el diablo es el menosprecio a nosotros mismos; un ejemplo lo podemos ver en la vida de David, porque cuando estaba por enfrentarse a Goliat, sus hermanos lo menospreciaron con el propósito que él se menospreciara; para desanimarlo ante la batalla que estaba por enfrentar; pero no lo lograron y salió a la batalla contra el filisteo que estaba atemorizando al pueblo de Israel. Después, cuando está frente al gigante, él lo menosprecia también porque dijo que David no era rival digno de que se enfrentara contra él; pero David estaba seguro de lo que Dios le había dado, la estrategia con la que había defendido los rebaños de su padre, lo habían posicionado en un lugar en el que la seguridad de que Dios estaba con él; nada ni nadie lograría desanimarlo, porque el filisteo lo que pretendía es que con un ataque directo a su alma, David saliera huyendo; pero él sabía que iba en nombre de Jehová de los ejércitos y obtuvo la victoria.
Es por eso que debemos cuidarnos de aquellos que buscan menospreciarnos, para que el diablo no logre hacer que nosotros mismos nos menospreciemos y que con eso menospreciemos todo aquello que Dios permite que vivamos.
PASO 2
Convertirnos en Menospreciadores
Pero cuando lo oyeron Sanbalat el horonita, Tobías el siervo amonita y Gesem el árabe, se burlaron de nosotros y nos menospreciaron. Preguntaron: — ¿Qué es esto que estáis haciendo? ¿Os rebeláis contra el rey? (Nehemías 2:19 RVA)
Dios nos ha dado muchas bendiciones que no debemos menospreciar, empezando por el hogar de nuestros padres, nuestros padres propiamente, nuestros familiares, los hermanos en Cristo, el lugar donde nos congregamos, etc., las bendiciones de Dios son para agradecerlas y no menospreciarlas.
Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura. (Génesis 25:34 RV 1960)
...de que no haya ninguna persona inmoral ni profana como Esaú, que vendió su primogenitura por una comida. Porque sabéis que aun después, cuando quiso heredar la bendición, fue rechazado, pues no halló ocasión para el arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimas. (Hebreos 12:16-17 LBLA)
Aquí podemos ver claramente el menosprecio de la bendición de la primogenitura, el menosprecio de lo espiritual, de lo eterno; por lo material, por lo temporal.
...sino hasta un mes entero, hasta que os salga por las narices, y la aborrezcáis, por cuanto menospreciasteis a Jehová que está en medio de vosotros, y llorasteis delante de él, diciendo: ¿Para qué salimos acá de Egipto? (Números 11:20 RV 1960)
Vemos el menosprecio del alimento que Dios estaba enviándole a Su pueblo directamente del cielo, y como consecuencia del menosprecio, su alma desfalleció en el desierto.
Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová. (1 Samuel 2:17 RV 1960)
El menosprecio hacia las ofrendas de Dios es la consecuencia por la que El los mató.
Pero ciertos hombres indignos dijeron: ¿Cómo puede éste salvarnos? Y lo menospreciaron y no le trajeron presente alguno. Mas él guardó silencio. (1 Samuel 10:27 LBLA)
Aquí podemos ver el menosprecio sobre las delegaciones que Dios envía, es como si se menospreciara a El mismo.
Cuando el arca de Jehová llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl miró desde una ventana, y vio al rey David que saltaba y danzaba delante de Jehová; y le menospreció en su corazón. (2 Samuel 6:16 RV 1960)
Y Mical, hija de Saúl, no tuvo hijos hasta el día de su muerte. (2 Samuel 6:23 LBLA)
El menosprecio de la alabanza, adoración y restauración del Tabernáculo puede atraer muerte.
"¿Por qué has despreciado la palabra del SEÑOR haciendo lo malo a sus ojos? Has matado a espada a Urías hitita, y has tomado a su mujer para que sea mujer tuya, y lo has matado con la espada de los hijos de Amón. (2 Samuel 12:9 LBLA)
Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. (2 Samuel 12:10 RV 1960)
No debemos menospreciar la palabra de Dios cuando está siendo enviada como advertencia; como lo que sucede cada vez que los ministros hablamos advirtiendo acerca del tiempo final en el cual vivimos, y que eso debe motivarnos a continuar preparándonos como Iglesia de Cristo; porque de otra forma, podemos estar abriendo puertas a juicios que no se apartarán de nuestra casa.
Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio. (2 Crónicas 36:16 RV 1960)
Porque lo hecho por la reina llegará a conocimiento de todas las mujeres y será causa de que menosprecien a sus maridos, pues dirán: El rey Asuero mandó que llevasen a su presencia a la reina Vasti, y ella no fue;"... (Ester 1:17 NC)
El diablo ha permitido que nos menosprecien para que nos convirtamos en menospreciadores; pero en el nombre de Jesús debemos permitir que Dios nos inyecte el antídoto a través de la Santa Cena, para que no llegue esa artimaña del enemigo y que no seamos desviados, menospreciando la mesa del Señor Jesucristo, siendo una forma de menosprecio, tomándola indignamente, quizá no estamos a cuentas con alguien por alguna razón, y lo que debemos hacer es buscar a esa persona, pedirle perdón o perdonarla si ese fuera el caso, pero no menospreciar la mesa del Señor Jesucristo en ningún momento.

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