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Apostol Sergio Enriquez - Ordenando La Casa

M. Bravo
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El Apóstol Pablo se privó de tener un hogar como el que muchos de nosotros tenemos conformado por dos cónyuges e hijos; pero no por eso dejó de tener casa e hijos
espirituales, uno de ellos era Timoteo.

Además aconsejaba a los matrimonios, agregándoles parte de sus consideraciones; un ejemplo de esto lo deja ver La Biblia cuando dice: “...en cuanto a las cosas que me escribiste, bueno le fuera al hombre no tener mujer...”, contrariamente a lo que dice el Libro de Génesis “no es bueno que el hombre que esté solo”; esto puede dar motivo a pensar que estaba contradiciendo La Palabra del Señor, sin embargo debemos comprender que algunas personas les es dado vivir en individualmente para hacer la obra del Señor, como era el caso del Apóstol Pablo. Para nosotros el estar casados es una gran bendición, sin embargo algunos conyugues no piensan lo mismo. Una frase dicha por el Doctor Edwin Lewis Cold, refiere que: “el matrimonio es lo más cercano al cielo o lo más cercano al infierno”; el Apóstol Pablo refrendando eso, dice que si hay un hogar mixto, donde el inconverso consiente vivir con el cristiano, que vivan juntos, peros si el inconverso se quiere ir, que se vaya porque a paz nos llamó El Señor; la misma Biblia lo confirma cuando dice que es mejor habitar en el rincón de una casa, o en el terrado de la misma; que vivir con una mujer rencillosa.

El evangelio de San Lucas, en su capítulo 5 nos dice que aquella mujer ordenó su casa, pero antes, encendió la luz. La luz hará que veamos los errores y las cosas que no están bien, con el propósito de que busquemos ordenarla. Es necesario que en el amor de Dios, en la llenura del Espíritu Santo y en el temor de Jehová, nos sentemos a platicar con nuestra pareja sobre las cosas que podrían estar afectando nuestro matrimonio, porque es como drenar una herida para que pueda sanar.

En el hogar es necesario que estemos dispuestos a que nos digan nuestras verdades; pero no se trata de sacar a relucir los defectos de nuestro cónyuge, sino que, dejarnos llevar por El Espíritu Santo que nos guiará a toda verdad y nos convencerá de pecado, justicia y de juicio.

Ezequías siendo rey de una localidad y un gran guerrero, tenía su casa en desorden. Pese a ser un buen hombre que andaba bien delante del Señor y había hecho lo bueno, su casa estaba en desorden.

En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías, hijo de Amoz, y le dijo: Así dice el SEÑOR: "Pon tu casa en orden, porque morirás y no vivirás."
(2Reyes 20:1 LBLA)

DEFINIR A QUIEN LE CORRESPONDE EL PRIMER LUGAR

Como padres tenemos una obligación dentro de nuestro hogar, la cual es saber a quién le corresponde las cosas en primer lugar. Tenemos que identificar que lo primero es lo primero, y lo segundo lo segundo. En algunos hogares se presentan problemas porque tenemos en primer orden el hogar de donde salimos, es decir nuestros padres, y eso va deteriorando la relación familiar.

Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
(Génesis 2:24 LBLA)

En el caso de la mujer, se le dice en el Salmo 45: “olvídate hija mía de la casa de tu padre y deseará el rey tu hermosura”. En muchos hogares, los hijos ocupan el lugar de nuestro cónyuge, de tal manera que existen matrimonios que permanecen unidos sólo por los hijos y se están perdiendo de la bendición por la cual Dios permitió que se unieran en matrimonio.

Debemos analizar a quien tenemos como prioridad. Existen muchas mujeres que están perdiendo a su esposo porque atienden a sus hijos desmedidamente, desatendiendo a su esposo.

En lugar de tus padres estarán tus hijos; los harás príncipes en toda la tierra.
(Salmos 45:16 LBLA)

Es necesario poner en orden nuestra casa y darle el lugar a cada miembro de nuestra familia.

Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
(Mateo 6:33 LBLA)

BUSCAR LA PAZ

Lo más importante en una casa no es el trabajo, ni el dinero, sino, la paz; sin embargo en los hogares modernos lo que prevalece es lo material y el consumismo, impidiendo alcanzar la paz. Por las condiciones de vida, en las grandes ciudades es donde más se pierde la paz porque se ven asechados por el sistema del mundo. No puede haber paz sin que antes se establezca la justicia, porque la Biblia dice: “….justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Para cambiar nuestro hogar, no tenemos que buscar consejos, sino aceptar al Señor Jesucristo como nuestro Salvador personal, a partir de ese momento se encenderá la luz de Jesús y luego desaparecerá el caos, porque no hay paz para el impío, mucho menos para el inconverso.

Es importante que la paz reine y gobierne nuestro hogar, lo cual se dará sólo por medio del Espíritu Santo de Dios, porque La Biblia dice que sus frutos son: amor, gozo y paz. Si al observar el sueño de nuestros hijos vemos que no reina la paz, debemos averiguar qué es lo que les sucede, porque puede tratarse de ancestros que estén afectando su alma, contaminaciones o molestias ocasionadas por personas que los rodean.

En cualquier casa que entréis, decid primero: "Paz a esta casa."
(Lucas 10:5 LBLA)

ESTABLECER PRIORIDADES

A muchos de nosotros seguramente nos gustaría vivir en una mansión y rodeados de comodidades, pero si no se puede, tenemos que ajustarnos a nuestros recursos
económicos. Una de las cosas que nos puede quitar la paz es administrar mal nuestro dinero, dejándonos influenciar por la sociedad de consumo que actualmente se vive. No debemos desear las cosas que no podemos tener, ni envidiar las posesiones de los demás, porque sólo conseguiremos llenarnos de amargura; es mejor esperar en el Señor.

Hay cosas que no son básicas y si poseerlas representa un problema que afecta nuestro presupuesto, debemos eliminarlas de nuestras necesidades. Si planificamos nuestros gastos por medio de un presupuesto, nuestra economía mejorará, siempre teniendo en cuenta el recorte de gastos innecesarios.

Porque, ¿quién de vosotros, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla?
(Lucas 14:28 LBLA)

Dios nos ha provisto de inteligencia para no gastar más de nuestros ingresos, no prestemos bajo intereses, es mejor que ahorremos para hacer nuestras compras al contado. Primero calculemos y después gastemos. Dentro de estos gastos existen tres grupos: primero es lo que va a la Casa del Señor, o sea, nuestros diezmos y ofrendas, porque debemos honrarla con las primicias; la cosecha es lo que va para nuestra casa, para nuestra familia y el otro grupo es el rebusco que debemos destinarlo para los pobres. Es necesario tener bien claro cómo debemos distribuir nuestros ingresos porque algunos cristianos toman su diezmo para dárselo a los pobres, lo cual es contrario a lo que Dios nos pide que cumplamos. No debemos olvidar: Primicias (Dios), Cosecha (Familia) y Rebusco (Pobres), de esa forma debemos distribuir los ingresos que Dios nos permite y como consecuencia estaremos agradando el corazón de Dios.

Sergio G. Enriquez O.
Apóstol

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